El objeto del concurso en Sober fue la reorganización y revalorización de la praza do Concello.
En un pueblo pequeño con un entorno muy interesante (cañones del Sil, ruta del Románico, ferias del vino y de artesanía, ...), la plaza estaba desaprovechada y asumía difícilmente la gran afluencia de gente durante dichas ferias, por lo que el proyecto propuso la reordenación de los espacios, mejorando su accesibilidad.
Así se dispusieron zonas de mercado y puestos de venta; y un graderío, a modo de bancal reinterpretado, que conectaba el edificio del Ayuntamiento y su alameda con la cota de plaza.
La elección de los adoquines como pavimento no sólo respondió a la necesidad de ralentizar el tráfico, sino que, variando la textura, se usaron como señaléctica, para dirigir a los visitantes hacia el resto de focos de interés.